Y de repente, después de tanto tiempo, de un día para el otro, se les presentó la oportunidad de poder lograrlo, sin necesidad de resignar aquello que habían resignado en el pasado. Se les fue acomodando todo, tal y perfectamente, justo a su medida. Todo se fue amoldando, y las cosas se les fueron dando, incluso mucho mejor que lo que esperaban. Ambos habían sabido esperar el momento. Y una vez más, la vida les demostró que cuando alguien desea algo con todo su corazón, tarde o temprano, siempre se cumple.
"Los lazos que nos unen a otras personas son en ocasiones imposibles de explicar. Nos conectan, hasta cuando parece que los lazos están a punto de romperse. Algunos vínculos desafían la distancia, y el tiempo, y la lógica; porque algunos lazos simplemente están predestinados". ©

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